La piel es el órgano más grande de todo tu cuerpo. Además, es el único que está en contacto directo con el exterior continuamente. Nos protege del exterior: el aire, los cambios climatológicos, los microorganismos… Por eso y porque solo tenemos una (no la cambiamos como las serpientes) ¡cuidarla es esencial!
¿Olvidas cuidarla a diario? No eres el único/a. La verdad es que muchas veces no le damos el cariño que se merece. Para que no te olvides de su importancia, sigue estos consejos:
- Límpiala: Si no lo haces diariamente, los poros se obstruyen y los productos cosméticos no traspasan la dermis y no resultan eficaces. ¿Te preguntas cómo no te ha hecho efecto esa crema carísima que te compraste? Aquí tienes la respuesta. Con la limpieza se retiran los restos de sebo, suciedad, polución y la piel muerta. Recuerda que los productos que uses deben ser suaves (mejor tipo syndet y con un pH adecuado).
- Hidrátala: Para que la piel esté sana es fundamental hidratarla de forma correcta. Cuando te apliques la crema, realiza un masaje ligero con ambas manos y si puedes, hidrátate dos veces al día. También es importante que hagas especial atención a las zonas de tu cuerpo que necesitan una dosis extra de hidratación y a aquellas partes que por su delicadeza tienden a ser más sensibles: la cara, el contorno de ojos o los labios.
- El contorno de ojos necesita productos específicos. Sé constante y evitarás de una vez por todas las temidas bolsas. Aplica tu producto con pequeños toquecitos por encima del hueso orbital para que el producto te haga más efecto.
- ¡No te olvides de los labios y la nariz! Se agrietan y molestan. ¿Por qué no pensamos en ellos con anterioridad? Dentro de tu rutina diaria utiliza un producto balsámico y reparador que prevenga grietas e irritaciones, sobre todo en invierno.
- Los pies, los codos y las rodillas son zonas de piel gruesa que tienden a secarse con facilidad. Hidrátalos con más frecuencia con activos nutritivos y reparadores.
- En tu día a día tampoco puede faltar la protección solar. Escoge productos de protección alta y con una textura que te resulte cómoda y se adapte a tu ritmo de vida. ¡No te la juegues!
- Exfóliate y usa mascarillas. La frecuencia del uso del exfoliante depende de cada tipo de piel, así como el uso de las mascarillas. La exfoliación es un paso importantísimo porque ayuda a renovar la piel eliminando las células muertas. Por otro lado, las mascarillas aportan el cuidado intensivo que necesita la piel según tus necesidades. Pueden ser limpiadoras, hidratantes, reafirmantes, exfoliantes, iluminadoras, calmantes… ¿Sabes qué es lo que tu piel necesita?
- No dejes de beber agua y de alimentarte bien. Ten a mano siempre verduras y frutas ricas en antioxidantes y deja a un lado el tabaco y el alcohol. ¡Verás cómo tu piel mejorará significativamente!
- Por último, duerme lo suficiente y asegúrate que tu descanso es de calidad, tu piel te lo agradecerá.
Una piel bella y saludable requiere cuidado diario. ¡Sigue estas reglas de oro y empieza a notar desde ya la diferencia!